Bastante lejos de la provincia Guanacasteca y de cualquier otro sitio de “civilización”, en el profundo Océano Pacífico del norte hay uno de los inmensos parches (supuestamente cinco en todo el mundo), un vórtice, que es algo asì como lo que llamamos comunemente un remolino de agua, constituido por puro plástico: botellas, encendedores, tapas, cepillos de dientes y todo tipo de escombro de ese material y depósitos químicos, regalandole asì a esas aguas la oportunidad de merecerse el nombre “Plastic Ocean”, Océano de Plástico.
El área es muy grande pero difícilmente definible
dado que la concentración de escombros varía, y todo ese plástico
queda ahì atrapado por efecto de las corrientes. Dado que esas
partículas están en la superficie y son muy pequeñas y difusas, no
son visibles desde satélite y también es difícil distinguirlas a
simple vista. Ese parche fue encontrado en 1988 como base de los
resultados de unos estudios hechos entre 1985 y 1988 para medir el
nivel de plástico en el Océano.
Segun los datos tomados en el Mar de Japón los investigadores
piensan que iguales condiciones se pueden comprobar en otras partes
del Pacífico. Un estudio demuestra que hay una concentración
de 5,1 kilogramos de plástico por kilometro cuadrado de agua. El
ondamiento giratorio del vórtice o remolino attrae los escombros que
llegan del Océano Pacífico
del norte incluyendo las aguas costeras de Norte América y de Japón.
A medida que entran en ese movimiento, por efecto también del
viento, el plástico se acerca cada vez más al centro.
Se estima que un 80% es procedente de la tierra y un 20% desde los barcos. Después de un año los desechos procedentes de Japón se encuentran en las aguas de EEUU y las de ese país en cambio estarán en la corriente de California; después de 10 años los residuos esatadounidenses llegarán a las Filipinas.
Eso
es evidentemente un problema global, cuya origen se puede encontrar
en los años setenta cuando el concepto de objetos “echables”
para facilidar la vida de las amas de casa ganò éxito y empezò a
difundirse. Fue un evento irreparable.
Y
como siempre las víctimas directas son las que nunca tienen culpa:
al menos 267 especies animales en todo el mundo se ven afectadas.
Pensamos a los millones de albatrosses de la Isla de Midway: casi un
tercio de los pollitos muere a causa de la no digestión de las tapas
de plástico que quedan en el estomago. Sus padres las equivocan por
comida. Cabe añadir también tortugas, medusas y peses.
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Y por último, en consecuencia, el hombre.
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Y por último, en consecuencia, el hombre.
Desafortunadamente
ahora es demasiado tarde para volver atrás y restaurar el medio
ambiente asì como nos fue regalado. Quizás no merecemos un futuro.
https://www.youtube.com/watch?v=MJ-P7-miAJE
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